Ganate un polaco

Llegar en la mañana al hospital y encontrarte en el vestuario a Paczak es todo un misterio.
Como usualmente pasa, soy de los que ignora por completo las secuelas psicológicas de la segunda guerra mundial.

Así que mis primeros cinco minutos de conversación con Ricardo (Riczard) son de desconexión total. Lo único que nos une es el "buenos días". Despues de eso viene una serie de desconciertos entre lo que que yo quiero hacer ver y lo que él ha vivido.
Es un tipo con reglas para no romperlas jamás. Y claro, como uno llega de ese tercer mundo de guasa, este enredan sus esquemas y se los enredas a él.
Una vez se mosqueó porque deje la puerta del vestuario medio abierta y el tipo es acucioso en tratar de hacerte sentir mal con esto de las reglas de etiqueta. No es de los que te la deja pasar el primer día que lo conoces. Su estilo es hitleriano desde el primer día. Así que he hecho mi plan mental de joderlo cada vez que puedo. He de aclarar que no me da muchas oportunidades. Hoy por ejemplo le dió por cambiarse en el vestuario con las luces apagadas y montó un cuento de "monjes tibetanos". Que si las bombillas fluorescentes calientan igual que las de hace 40 años atrás.

Enseguida he acotado: - Polaco, una cosa es que quieras ahorrar luz y otra es que parezcamos un par de maridos con la luz apagaita de lo mas lindo y que justo en ese momento entre un jodedor de los de verdad. De esos que te amargan la mañana entera con esa mariconería que has montado tan temprano, así que dejate de mamagüevadas (termino inentendible para él).

Creo que para Ricardo como he dicho anteriormente no ha pasado su segunda guerra mundial. Enclastrado en el pasado todavía pretende contagiar a los que le rodean de esa conducta sumisa asumida en aquella guerra. Bueno, y no es para menos ya que no fue una guerra cualquiera. En ese sentido le acepto algunas marisqueras pero de ahí a pasar por el cuarto oscuro. No jodas!!!!